Cuidados bonsái Pino negro japonés (Pinus thunbergii)



Bonsái Pino negro japonésEl pino negro japonés (Pinus thunbergii Parl.) es originario de Japón y Corea, con numerosos cultivares que suelen diferenciarse en el tono y color de sus hojas, así como en la longitud de las mismas. Su hábitat natural son las zonas costeras de Japón (Kyushu, Shikoku y Honshu), Sur de Corea y NE de China, y es bastante parecido al pino negral (Pinus nigra) que podemos encontrar en Europa.

El género Pinus pertenece a la familia de las Pináceas y está compuesto por unas 80 especies, la mayoría en el hemisferio norte y adaptados a vivir en zonas soleadas y con grandes diferencias de temperatura.

Dónde ubicar mi pino negro japonés

Debe cultivarse en el exterior a pleno sol durante todo el año, controlando adecuadamente el riego, ya que así conseguiremos un crecimiento sano, con una ramificación mucho mayor y frondosa. No tolera la sombra, ya que lo debilita y provoca la aparición de plagas.

Necesita sentir el paso del frío invernal, al menos sentir un período de frío durante el invierno, y permitir que la primavera le provoque el despertar de las yemas en reposo. Si lo protegemos del frío y la temperatura es demasiado suave o templada puede brotar antes de tiempo, lo que le debilitará. La situación exterior durante todo el año, además de garantizar su correcto cultivo, nos ayudará a reducir el tamaño de sus hojas.

Una vez encontrado su emplazamiento más adecuado, no conviene moverlo de sitio porque se resiente con los traslados, sobre todo si son frecuentes.

Un dato a tener en cuenta es que la corteza más rugosa sólo aparecerá por el lado que reciba más sol, por lo que conviene darle la vuelta de forma regular para conseguir una corteza rugosa uniforme.

Cómo regar un pino negro

En general, los pinos viven en suelos pobres y secos. Aparentemente, esto podría hacernos suponer que necesitan poca agua, pero hay que tener en cuenta que éstos tienen raíces muy profundas que pueden alcanzar capas de tierra muy ricas en agua. Es decir, aunque los pinos vivan en terrenos secos, esto no significa que no necesiten agua y, por tanto, por el hecho de que nuestro bonsái sea un pino no debemos descuidar su riego.

Los riegos deben ser cada vez que se seque la superficie de la tierra, haciéndolo a fondo, es decir, hasta que salga abundante agua por los agujeros de drenaje, evitando tanto el encharcamiento permanente de la tierra, para evitar un exceso de humedad que pudra sus raíces, como dejar totalmente seca la tierra. Prefiere los suelos muy bien drenados y no sobrevive mucho tiempo en suelos anegados o muy empapados de agua de forma constante. De vez en cuando puede dejarse secar bien la tierra, pero no de forma habitual, sólo como excepción.

Cuando está totalmente modelado y deseamos mantener su forma (generalmente en un árbol con bastantes años de cultivo) hay que regar con menos frecuencia que cuando estaba en formación para que crezca lo mínimo posible (o nada) y su crecimiento no estropee su forma, evitando que las hojas sean demasiado largas.

Conviene utilizar una regadera con agujeros lo más finos posible para que el agua penetre mejor en la tierra y lo haga con suavidad.

No hay que pulverizar las hojas ni mantener ambientes excesivamente húmedos de forma artificial porque correremos el riesgo de que aparezcan hongos.

NO debemos regar un árbol cultivado en el exterior después de una helada o cuando haya riesgo de heladas.

Más información sobre cómo regar un bonsái

Como y cuando abonar mi bonsái

Abonar con frecuencia con un abono orgánico de calidad, especialmente durante la época de crecimiento vigoroso, es decir, en primavera y también durante el otoño. Durante el invierno y la época más calurosa del verano debe reducirse la cantidad de abono porque son épocas con escaso o nulo crecimiento.

Podemos ayudar a reducir el tamaño de las hojas, además de con una buena exposición exterior a pleno sol con el suministro de abonos más ricos en fósforo (P) y potasio (K) que en nitrógeno (N) para no fomentar el desarrollo de sus hojas, especialmente durante la época de alargamiento de los nuevos brotes, pues ya de por sí sus hojas son mayores que en otras especies de este género.

No debemos olvidar que NO podemos:

  • Abonar un árbol trasplantado, hay que esperar a que brote.

Trasplantar un Pinus thunbergii

Durante el comienzo de la primavera, cada 3 ó 5 años, justo un poco antes de que comience la brotación del año, cuando los brotes están hinchados. También puede trasplantarse durante el final del verano/comienzo del otoño, justo en el momento que detiene su crecimiento y el movimiento de savia se ha ralentizado. Si los ejemplares son jóvenes, puede aumentarse la frecuencia de trasplante cada 2 ó 3 años. En el caso de los ejemplares muy viejos, maduros y totalmente modelados, el trasplante puede hacerse cada 10 ó 15 años.

Durante el trasplante conviene sanear bien cualquier parte de raíces podridas y podar las ramas no deseadas para reducir su copa. Si la poda de raíces es muy grande, convendría quitar hojas en la misma proporción que las raíces eliminadas. En caso de duda sobre la cantidad de raíces que hay que podar, un truco seguro para no dañar el árbol es dejar 1/3 más volumen de raíces que de parte aérea (copa), aunque siempre es preferible preguntar a un experto, a otro aficionado o simplemente no podar ninguna raíz hasta que no estés seguro. Evita que se sequen las raíces en contacto con el aire durante el tiempo que dure el trasplante.

No es obligatorio, pero si utilizamos hormonas de enraizamiento con fungicida facilitaremos el éxito del trasplante al estimular el desarrollo de las raíces. Debes ser lo más rápido posible durante el trasplante y evitar que las raíces se sequen por estar demasiado tiempo en contacto con el aire.

Una buena mezcla de sustrato para un Pinus thunbergii podría ser una mezcla de tierra con un 50% de arena de grano grueso o material equivalente (tierra volcánica, etc.), 40% de mantillo y 10% de turba, o cualquiera de las mezclas preparadas que podemos encontrar en las tiendas especializadas, como por ejemplo, la bidama. En todo caso, tiene que ser una mezcla con un excelente drenaje.

No hay que olvidar que la tierra utilizada debe ser siempre nueva y limpia y nunca reutilizada de otros cultivos para así evitar contaminaciones (hongos, enfermedades, plagas, etc.) que hubieran podido afectar a otros árboles.

Macetas rectangulares sin esmaltar pueden ser una decisión acertada.

Es conveniente proteger el árbol después del trasplante durante un par de meses, situándolo en un lugar muy bien iluminado pero evitando la exposición directa al sol.

Poda de pino negro japonés

La época más adecuada para la poda de ramas es durante la primavera y ésta se debe realizar acortando de 1/3 a 2/3 la longitud de la rama.

Si pinzamos durante la primavera, conseguiremos ejemplares compactos y hojas más pequeñas. También podremos eliminar, cada dos años, la mayoría de brotes nuevos de la primavera (o todos) en los ejemplares sanos, con objeto de conservar su estilo. El pinzado debe realizarse cuando los brotes aún son tiernos.

John Y. Naka recomendaba eliminar por la base cualquier vela que tuviera más de 3 cm. de longitud para evitar ramas muy largas y forzar una segunda brotación, en ese lugar, de velas más cortas. Es muy importante cortar las velas por la base y no en parte para forzar esta segunda brotación.

En verano, conviene eliminar totalmente las velas del centro que sean más grandes y volver a pinzar por la mitad los brotes que hayan vuelvo a brotar después del pinzado de primavera. En otoño, las velas que brotaron en verano deben volver a pinzarse, esta vez por la mitad o a 1/3, pero siempre es mejor dejar las velas más cortas que largas. No hay que tener miedo a dejar corta una rama porque se podrá a largar de nuevo, simplemente dejando crecer una vela muy larga durante la siguiente brotación.

Del pinzado de otoño volverán a salir nuevas velas durante la primavera siguiente y el proceso deberá repetirse sucesivamente durante varios años, lo que nos llevará a conseguir una copa muy compacta y ramificada hasta conseguir la forma y densidad deseada.

Las acículas del tronco o ramas de años anteriores o viejas y que no nos sirven deben eliminarse tirando de ellas con la mano hasta arrancarlas, aunque hay que hacerlo con prudencia en los árboles jóvenes para no debilitarlos en exceso ya que les disminuimos su capacidad de realizar la fotosíntesis y por tanto su capacidad de desarrollo.

La poda, como técnica de modelado, se emplea para la formación básica inicial y luego para mantener su forma principal, ya que la ramificación y densidad se consigue con el pinzado. La forma se mantiene simplemente podando, durante la época de máximo vigor, las ramas que crecen demasiado y estropean su forma hasta la siguiente rama secundaria, dejando los cortes por detrás de ella para que no sean visibles.

La aparición de su corteza rugosa puede estimularse mediante cortes verticales en el tronco, aunque surge de forma natural con la vejez y siempre que el árbol haya estado en un lugar suficientemente soleado.

El pino negro japonés suele modelarse en los estilos: chokkan (recto formal) o moyogui (recto informal), y es más raro encontrarlo modelado como shakan (inclinado), bunjin (literati) o kengai (cascada), aunque todo depende de tu imaginación y gustos.

Conviene eliminar las hojas marchitas para evitar la aparición de hongos y las ramas no deseadas o secas pueden eliminarse en cualquier momento.

Nunca hay que podar drásticamente, si el árbol no está sano y vigoroso.

Además de podar para modelar, hay que podar para conseguir una estructura que permita la llegada de la luz a todas las ramas y las todas hojas puedan realizar la fotosíntesis.

En general, debemos quitar:

  • todos los brotes de la base del tronco,
  • las ramas que se cruzan,
  • las ramas opuestas,
  • las ramas que crecen muy verticales o que lo hacen hacia el interior del tronco.

Hay que tener cuidado de no podar drásticamente las raíces durante el trasplante, podando sólo las raíces más gruesas y dejando las más finas. También hay que aprovechar a podar las ramas no deseadas. En caso de duda sobre la cantidad de raíces que tienes que podar, un truco seguro para no dañar el árbol es dejar 1/3 más volumen de raíces que de parte aérea (copa), aunque siempre es preferible preguntar a un experto, a otro aficionado o simplemente no podar ninguna raíz hasta que no estés seguro.

En cualquier caso, las podas fuertes de raíces deben realizarse en el momento de los primeros trasplantes, con podas equivalentes de ramas.

No debemos olvidar que NO podemos podar:

  • Entre la poda de ramas y el trasplante (o viceversa) debería existir un intervalo mínimo de tiempo para no acumular demasiadas operaciones agresivas a la vez, por ejemplo, 3 semanas.
  • Nunca hay que pinzar un árbol débil o enfermo, y en todo caso hacerlo lo mínimo imprescindible y respetando las reglas de vigor del árbol, porque de lo contrario la rama (o todo el árbol) podría morir a la primavera siguiente.

Alambrado de tu Pinus thunbergii

El alambrado puede realizarse casi en cualquier época del año, excepto primavera, aunque es preferible hacerlo justo después pinzar sus velas y limpiar las acículas viejas o durante la época de reposo (otoño-invierno) y sólo en árboles sanos. Si hemos trasplantado, deberemos esperar, al menos, 3 meses para alambrar.

Aunque sus ramas son relativamente flexibles, éstas no suelen ser muy largas, pero si gruesas, lo que entorpece un poco su alambrado. Conviene tener cuidado con la corteza de las ramas ya que ésta se puede dañar fácilmente. Debes vigilar las marcas del alambre en la corteza debido a la rapidez con la que engordan y crecen, generalmente el alambre deberá retirarse en el momento en que vaya a comenzar la aparición de marcas en la corteza. Es recomendable no regar el día anterior al alambrado.

En cualquier caso, un árbol con aspecto de "madeja de alambre", por el exceso de éste, pierde todo el aspecto de vivo y no es un ejemplar de más calidad. Por favor, alambra lo justo y sólo cuando otras técnicas de modelado no puedan utilizarse o no hayan conseguido los efectos deseados.

Efermedades y plagas más comunes en un bonsái pino negro japonés

Aunque el pino negro japonés es bastante resistente a la contaminación atmosférica y a la sal, de hecho, su hábitat natural ya dijimos que eran las zonas costeras, y aunque suele ser bastante duro a las plagas y enfermedades, actualmente se encuentra amenazado por una plaga que se ha extendido por toda Norte América y Japón, provocada por un nematodo llamado Bursaphelenchus xylophilus, que a su vez provoca ataques de escarabajos que producen enfermedades fúngicas a través de sus galerías y que terminan por matar al árbol (es un buen ejemplo para reflexionar sobre la importancia de los controles fitosanitarios y el respeto escrupuloso a las cuarentenas y restricciones de importaciones y exportaciones de especies vegetales. En el caso de Japón, esta plaga llegó desde el exterior.)

Alguna de las enfermedades o plagas que pueden atacarle son:

  • Cochinilla: insecto chupador de savia de forma plana y redondeada (hembras) o alargada y rectangular (machos) que suele preferir la corteza de las ramas más jóvenes.
  • Escarabajos y gorgojos: Especialmente el escarabajo de San Juan. Tanto las larvas de los gorgojos como los escarabajos, trituran su madera.
  • Hongos: Debido a un exceso de riego o humedad o a plagas (nematodos, escarabajos, etc.). Generalmente roya, podredumbre, hongos de cornisa, armillaria de color miel y cáncer de las coníferas.
  • Nematodos: Los nematodos son unos pequeños gusanos de pocos milímetros de longitud, que viven por debajo de la superficie de la tierra y atacan a las plantas, transmitiendo en algunas ocasiones enfermedades víricas. Generalmente, el uso de tierra contaminada por nematodos y sin desinfectar favorece la aparición y propagación de esta grave plaga, que en el caso de algunas especies resiste latente hasta varios años en el interior de los restos de las plantas afectadas.
  • Orugas: de diferentes polillas y mariposas, que tejen una red alrededor de las yemas, rompiendo, deformando o matando los nuevos brotes.
  • Pulgón: que chupa la savia en sus ramas. Generalmente aparece porque se ha debilitado debido a un cultivo inadecuado y/o por estar situado demasiado a la sombra y con poco sol directo o nada de sol. Suelen aparecer en los brotes más tiernos y hojas nuevas.

Hay que tener en cuenta que los pinos suelen perder las acículas cada 2 o 3 años de forma natural, durante el otoño, por tanto, no confundir este proceso con una enfermedad. No obstante, a veces las hojas se vuelven amarillas o marrones por estas razones:

  • Drenaje incorrecto, en cuyo caso hay que trasplantarlo en otoño o al comienzo de la primavera (lo que antes suceda).
  • Demasiado calor, sobre todo en verano y si está situado a pleno sol contra una pared muy cercana a él, por lo que hay que reubicarlo en una situación más fresca, pero también a pleno sol.
  • Falta de nutrientes debido a un escaso abonado.
  • Mezcla de sustrato incorrecto, con demasiada arcilla o con demasiados depósitos de sales, por lo que debe ser trasplantado lo antes posible, como en el caso de un drenaje deficiente.

También hay que evitar confundir con una enfermedad el hongo que vive en simbiosis (micorrizas) en sus raíces, de aspecto blanco y con un olor inconfundible y especial.

Si necesita un trasplante de emergencia por una debilidad extrema, lo más aconsejable es plantarlo directamente en el suelo del jardín durante, al menos, un año.

Por último recordar que los tratamientos deben ser específicos contra la plaga o enfermedad y constantes en el tiempo hasta eliminarla completamente y que el cultivo adecuado de nuestro árbol nos evitará tener que usar productos químicos que provocan:

  • riesgos para nuestra salud
  • un gasto innecesario
  • y la contaminación del medioambiente.

Reproducción / multiplicación de un Pinus thunbergii

Aunque es complicado, es un árbol que se puede reproducir mediante semillas (piñones) en primavera, excepto en el caso del Pinus thunbergii Parl. var. "corticosa", que sólo se reproduce mediante injerto. Las semillas se pueden recoger en otoño y conservar mediante estratificación fría en la nevera.

El injerto se puede hacer sobre un pie de la misma especie o sobre el pie de otra especie, por ejemplo, de pino canario (Pinus canariensis), que también posee una corteza rugosa similar a la del pino negro japonés.

La reproducción mediante esquejes o acodos aéreos es muy difícil en los pinos, y aunque el pino negro japonés es una excepción y sus esquejes o acodos pueden llegar a emitir raíces, lo más probable es que se mueran, por lo este sistema de reproducción no es muy fiable.

Más información sobre el Pino negro japonés (Pinus thunbergii)

El pino negro japonés (Pinus thunbergii) debe su nombre a la palabra latina "pinus" para denominar al pino, que a su vez podría derivar del término celta "pen"; y al término latinizado "thunbergii" = de Thunberg, precisamente en alusión a Carl Peter Thunberg. En el caso de la variedad "corteza de corcho" (Pinus thunbergii var. corticosa), "corticosa" = que tiene corteza, del latín "corticea" = corteza.

En Japón, el pino negro japonés, llamado Kuro-matsu (黒松), es todo un símbolo nacional ya que tiene un significado muy especial en el sintoísmo (religión practicada en Japón), siendo considerado algo sagrado debido a su longevidad. Los japoneses llaman a la corteza rugosa del tronco del pino negro japonés Kame-no-ko = caparazón de tortuga.

Los pinos poseen una sustancia llamada resina compuesta, entre otras cosas, por trementina. La trementina se usa en medicina natural como expectorante, balsámico y antiséptico de las vías respiratorias. No obstante, la esencia de trementina es moderadamente tóxica y su ingestión puede provocar la intoxicación por lo que suele aplicarse por vía externa (baños, aceites, pomadas, etc.) o mediante inhalaciones.

A pesar de sus posibles aplicaciones médicas, nunca debemos utilizar ninguna parte de este árbol para automedicarnos. Sólo un médico es la persona experta que puede indicarnos un tratamiento específico como remedio o alivio de alguna dolencia o enfermedad.

Algunos de sus cultivares y variedades son:

Pinus thunbergii "Akame"
Pinus thunbergii "Akame Yatsabusa"
Pinus thunbergii "Aocha-matsu"
Pinus thunbergii "Arakawa-sho"
Pinus thunbergii "Banshosho"
Pinus thunbergii "Beni-kujaku"
Pinus thunbergii "Compacta"
Pinus thunbergii "Dainagon"
Pinus thunbergii "Eechee-nee"
Pinus thunbergii "Hayabusa"
Pinus thunbergii "Iwai"
Pinus thunbergii "Janome"
Pinus thunbergii "Katsuga"
Pinus thunbergii "Kotobuki"
Pinus thunbergii "Koyosho"
Pinus thunbergii "Kujaku"
Pinus thunbergii "Kyokko"
Pinus thunbergii "Kyushu"
Pinus thunbergii "Miyajuna"
Pinus thunbergii "Nishiki-ne"
Pinus thunbergii "Nishiki-tsusaka"
Pinus thunbergii "Oculus-draconis"
Pinus thunbergii "Ogon"
Pinus thunbergii "Porky"
Pinus thunbergii "Sayonara"
Pinus thunbergii "Senryu"
Pinus thunbergii "Shinsho"
Pinus thunbergii "Shio-guro"
Pinus thunbergii "Suchiro Yatabusa"
Pinus thunbergii "Sunsho"
Pinus thunbergii "Taihei"
Pinus thunbergii "Thunderhead"
Pinus thunbergii "Ye-i-kan"
Pinus thunbergii "Yoshimura"
Pinus thunbergii "Yumaki"
Pinus thunbergii var. corticosa "Fuji"
Pinus thunbergii var. corticosa "Iihara"

 

Sus principales características son:

Árbol perennifolio de tamaño mediano, bastante común en los jardines de Japón, de una altura media de 25 metros, que puede llegar hasta los 40, aunque esto sólo suele suceder en los parques y jardines. En su juventud crece de forma recta y cónica, pero luego la pierde en la vejez, siendo más piramidal y con el ápice inclinado y su tronco desviado.

tronco de corteza gris oscuro muy agrietado, con escamas de color negro en los ejemplares viejos, que en la variedad de corteza de corcho (Pinus thunbergii Parl. var. corticosa) llegan a ser muy gruesas y suberosas (con aspecto de corcho). Sus ramas suelen ser gruesas, torcidas, ondulantes y distanciadas.

hojas largas (o muy largas), gruesas, robustas e incluso espinosas, denominadas acículas, de color verde oscuro, de un tamaño de 7 a 12 cm. (e incluso más) y que nacen densamente agrupadas en pares. Las yemas de las velas son blancas con escamas sedosas.

Flores de tamaño muy pequeño, masculinas de color amarillo y femeninas de color rojo, situadas en diferentes ramas de brotes nuevos, que aparecen a comienzos del verano.

Las semillas están contenidas en el interior de un fruto denominado piña, con pocas escamas grandes y esponjosas, de unos 6 cm. de longitud, con forma de cono ovado, es decir, como un pequeño barril o huevo alargado, y de color verde que cambia a gris cuando madura.

El género Pinus es el género de bonsái por excelencia, ya que cualquier persona no aficionada o principiante se imagina un pino cuando hablamos de bonsái. Sin duda, es uno de los géneros más conocidos, empleados y apreciados por los aficionados y maestros al bonsái debido a su belleza, longevidad y por ser perennifolio, lo que nos permite disfrutar del color verde de su copa durante todo el año y durante toda una vida. Su dureza y resistente a la poda lo hacen muy adecuado para principiantes y para tamaño mame (de 7 a 12 cm. de altura).

Aunque quizás el cultivar la variedad más famosa de pino negro japonés sea el denominado "de corteza de corcho" o corticosa (Pinus thunbergii Parl. var. "corticosa"), con una corteza muy especial debido a su exagerado grosor y aspecto suberoso (como el de los alcornoques) que lo hacen muy apreciado entre los aficionados.


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