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Regar un bonsái correctamente es una de las prácticas más esenciales y delicadas en el arte del cultivo de árboles en maceta. Los bonsáis son árboles vivos que requieren de cuidados específicos, y el riego adecuado es crucial para mantener su salud y vitalidad. En este artículo, aprenderás cómo regar un bonsái de manera efectiva, los tipos de agua recomendados según el tipo de árbol y el clima, la importancia de la dureza del agua, y cómo ajustar la frecuencia de riego para mantener tu bonsái en condiciones óptimas. También exploraremos los pasos detallados para garantizar que tu bonsái crezca sano y fuerte.
¿Por qué es esencial regar correctamente un bonsái?
El riego es la base del cultivo de un bonsái, ya que afecta directamente a la salud de las raíces y a su capacidad de realizar la fotosíntesis, y por ende, al crecimiento y desarrollo del árbol. Un riego incorrecto, ya sea excesivo o insuficiente, puede provocar desde estrés hídrico hasta la muerte del bonsái por falta de alimento. Como los bonsáis se cultivan en macetas con un sistema radicular limitado al tamaño de su maceta, es fundamental garantizar que reciban la cantidad adecuada de agua para evitar problemas como la pudrición de raíces, la deshidratación o la falta de savia bruta en sus hojas para fabricar alimento mediante la fotosíntesis.
Importancia del riego adecuado:
- Evita la deshidratación: Las raíces pequeñas y compactas requieren un suministro constante de agua.
- Previene enfermedades radiculares: Un exceso de agua puede causar la pudrición de las raíces.
- Favorece el crecimiento saludable: El equilibrio entre agua y aire en el sustrato permite un desarrollo radicular sano.
- Permite la llegada de minerales a las hojas: Un flujo constante de savia bruta permite la fotosíntesis (fabricación de alimento) y la circulación interna tanto de la savia bruta como la savia elaborada.
Tipos de agua para regar un bonsái
No todas las aguas son iguales, y algunas pueden ser más beneficiosas que otras dependiendo de la especie de bonsái y el clima. A continuación, detallamos los tipos de agua más comunes y sus propiedades:
1. Agua del grifo
El agua del grifo es la más utilizada, pero es importante conocer su calidad antes de utilizarla para regar tu bonsái. En algunas zonas, el agua contiene altos niveles de sales minerales disueltas (cal, sulfatos, etc.), lo que puede ser perjudicial para algunas especies o dificultar la absorción de minerales e incluso de agua.
- Propiedades: Al ser apta para el consumo humano posee una proporción de sales minerales disueltas que no perjudica al árbol. Su contenido en cloro en la actualidad es lo suficientemente bajo como para no ocasionar ningún problema a nuestros árboles.
- Recomendaciones: Dejar reposar el agua durante 24 horas en un recipiente abierto, junto a los bonsáis, permite que el poco cloro que lleve se evapore y, sobre todo, permite que la temperatura del agua de riego se iguale a la de las macetas.
2. Agua de lluvia
El agua de lluvia es ideal para la mayoría de los bonsáis debido a su pureza y su bajo contenido en minerales.
- Propiedades: Suave, sin minerales, lo que la convierte en una excelente opción para cualquier tipo de bonsái. Con un poder disolvente mayor que el agua del grifo lo que permite disolver mejor los minerales del abono, a la vez que reduce las posibilidades de un exceso de sales disueltas en la tierra.
- Recomendaciones: Si es posible, recoge agua de lluvia en un barril para utilizarla cuando sea necesario.
3. Agua destilada
Este tipo de agua ha sido purificada y eliminado el 100% de los minerales, lo que no es nada bueno ya que al carecer de los minerales su poder disolvente extraerá incluso los minerales del interior del árbol.
- Propiedades: Totalmente libre de impurezas y minerales.
- Recomendaciones: No uses agua destilada nunca. Considera que el agua que sale del equipo de aire acondicionado es agua pura, equivalente a la destilada, sin minerales, por lo que no la uses.
La dureza del agua y su impacto en el bonsái
Un aspecto fundamental que considerar al regar un bonsái es la dureza del agua, que se refiere a la cantidad de minerales, principalmente calcio y magnesio, que contiene disueltos en ella. La dureza del agua varía considerablemente dependiendo de la región geográfica, y esto puede influir en la salud de tu bonsái.
¿Qué es la dureza del agua?
El agua dura contiene altos niveles de minerales, particularmente sales de calcio y magnesio. Estos minerales pueden acumularse con el tiempo en el sustrato de tu bonsái, lo que afecta la absorción de nutrientes, como el hierro, y puede alterar el equilibrio del suelo y aumentar peligrosamente su salinidad, impidiendo que las raíces puedan cumplir su función de absorción. Por el contrario, el agua blanda contiene pocos minerales y es generalmente más adecuada para la mayoría de los bonsáis, permitiendo una adecuada fusión de las raíces, así como una adecuada concentración de sales minerales disueltas en el suelo.
Efectos del agua dura en los bonsáis
- Acumulación de minerales: Con el tiempo, el riego con agua dura puede dejar depósitos de sales en el sustrato y las raíces, lo que dificulta la absorción de agua y nutrientes.
- Alteración del pH del suelo: El agua dura puede aumentar el pH del sustrato, haciéndolo más alcalino e impidiendo la disponibilidad de algunos minerales para los bonsáis, como por ejemplo el hierro. Esto puede ser problemático para especies de bonsáis que prefieren suelos ligeramente ácidos, es decir, con un pH más bajo.
- Aparición de manchas blancas: La acumulación de calcio y magnesio puede causar manchas blancas en la superficie del sustrato o en el tronco del árbol, lo que es un indicativo de exceso de minerales. Además de estropear las macetas.
Cómo mitigar los efectos del agua dura
- Filtrar el agua: Usar un filtro de agua puede reducir significativamente los niveles de minerales en el agua del grifo, haciéndola más segura para regar tu bonsái.
- Alternar con agua de lluvia: Siempre que sea posible, utiliza agua de lluvia para regar tu bonsái, ya que es mucho más suave y no contiene el exceso de minerales presentes en el agua dura.
- Acidificación del agua: Añadir una pequeña cantidad de vinagre o ácido cítrico al agua puede ayudar a reducir el pH y contrarrestar los efectos de la acumulación de minerales. También se puede utilizar una pequeña cantidad de kanuma (arcilla ligeramente ácida) en la mezcla del sustrato o incrementar la cantidad de materia orgánica vegetal en descomposición en el suelo, por ejemplo a través del uso de una mayor proporción de turba.
Frecuencia de riego: ¿Cada cuánto regar un bonsái?
Uno de los aspectos más importantes a la hora de regar un bonsái es determinar la frecuencia adecuada. No existe una regla estricta, ya que la cantidad de agua que necesita un bonsái varía en función de varios factores:
Factores que influyen en la frecuencia de riego:
- Especie de bonsái: Algunas especies, como los pinos, prefieren un sustrato que drene bien y se seque un poco entre riegos, mientras que otras, como los areces, manzanos, hayas, etc. requieren más agua y deben mantenerse en un sustrato húmedo.
- Clima y estación del año: En primavera y verano, cuando los bonsáis están en el máximo de actividad vegetativa (fotosíntesis) y el número de horas de sol es máximo, los bonsáis necesitan ser regados con más frecuencia, a veces incluso varias veces al día, especialmente en climas muy secos y en zonas con muchas horas de luz solar. En invierno, la frecuencia de riego disminuye considerablemente, ya que la tasa de evaporación es más baja debido a la disminución o ausencia de actividad vegetativa, es decir, de fotosíntesis. También es necesario a estar atentos a los días de mucho viento, ya que esto seca bastante los bonsáis debido al aumento de transpiración y evaporación de agua a través de las hojas.
- Tamaño y tipo de maceta: Las macetas pequeñas se secan más rápidamente que las grandes debido a su menor capacidad de almacenamiento de agua en el sustrato, por lo que los bonsáis en recipientes pequeños necesitarán riegos más frecuentes. Por otra parte, las macetas sin esmaltar pierden más agua a través de sus poros que aquellas que están esmaltadas. Y las de color oscuro se calientan más que las de color claro, por lo que estas evaporan más agua y se secan un poco antes.
- Sustrato utilizado: Si utilizas un sustrato que retiene mucha agua, como la arcilla o la turba, el riego puede ser menos frecuente. En cambio, un sustrato más drenante, como la grava volcánica o la arena de cuarzo, requerirá riegos más regulares.
Cómo determinar cuándo regar
Para saber cuándo regar un bonsái, lo mejor es observar el estado del sustrato. Aquí tienes algunas pautas:
- Revisión manual del sustrato: observa cómo está de húmedo la superficie de la tierra o coloca la mano sobre ella para sentir el grado de humedad de la tierra. Si la superficie está seca o comienza a secarse, es momento de regar; si aún está húmedo, es mejor esperar a que comience a secarse o se seque la superficie. Nunca debes dejar secar toda la tierra.
- Monitorización visual: Si las hojas del bonsái comienzan a marchitarse o se ven decaídas, es una señal de falta de agua y has tenido un descuido con el riego o la frecuencia de riego no es suficiente.
Frecuencia de riego según la estación:
- Primavera y verano: Durante estas estaciones de máxima actividad vegetativa o de crecimiento, la frecuencia de riego aumenta considerablemente. Dependiendo de las condiciones climáticas, maceta, especie del árbol, etc. puede ser necesario regar diariamente o incluso varias veces al día, especialmente en días muy secos o con viento.
- Otoño e invierno: En estas estaciones de menos actividad vegetativa o de reposo, reduce la frecuencia de riego, especialmente si tu bonsái está en un ambiente frío o con menor luz solar.
Cómo regar un bonsái paso a paso
El riego de un bonsái depende de varios factores: el tipo de árbol, el sustrato, de la maceta, el clima y la estación del año, incluso de la situación en la que se encuentra el bonsái (recién trasplantado, débil o enfermo, etc.). A continuación, te ofrecemos una guía detallada para regar tu bonsái de manera adecuada.
1. Revisar la humedad de la superficie del sustrato
Antes de regar, es esencial comprobar la humedad de la superficie del sustrato. Revísalo visualmente o , si es necesario, manualmente, para ver si está seca o todavía húmeda. Si el sustrato sigue húmedo, no es necesario regar.
2. Elegir el momento adecuado
El mejor momento para regar un bonsái es por la mañana temprano, a media mañana, a medio día o al comienzo de la tarde, pero nunca a última hora de la tarde y menos aún por la noche. Esto permite que el agua penetre adecuadamente en el sustrato y disuelva las sales minerales cuando el bonsái puede captar el máximo de luz solar para realizar la fotosíntesis. Nunca se debe regar por la noche, ya que no hay luz solar y el árbol no tendrá necesidad de absorber el agua del suelo, lo que permitirá un exceso temporal de humedad en el suelo que facilitará, dependiendo de las condiciones de temperatura y época del año, el desarrollo de hongos perjudiciales para el árbol.
3. Regar lentamente y en profundidad
Cuando riegues, asegúrate de hacerlo de manera lenta y uniforme, permitiendo que el agua penetre bien en todo el sustrato. Es importante regar hasta que el agua salga de forma abundante por los agujeros de drenaje de la maceta.
4. Dejar que el sustrato drene completamente
Un buen drenaje es fundamental para la salud de las raíces de tu bonsái. Una vez que hayas regado y el agua haya penetrado en todo el sustrato, asegúrate de que el exceso de agua pueda salir fácilmente por los agujeros de drenaje de la maceta. Esto evita que el agua quede estancada, lo que podría provocar la pudrición de las raíces. Un sustrato bien aireado permite que las raíces respiren, lo cual es esencial para un crecimiento saludable.
- Consejo: Coloca un plato bajo la maceta para recoger el agua sobrante, pero evita que el bonsái esté en contacto directo con el agua acumulada durante largos periodos. El agua estancada puede dañar las raíces y provocar problemas de hongos.
5. Ajustar la cantidad y la frecuencia según las condiciones
Las necesidades de riego del bonsái cambian dependiendo de factores como el clima, la estación del año, el tipo de sustrato, su desarrollo, etc. Ajustar la cantidad de agua y la frecuencia de riego es clave para mantener tu árbol sano:
- Climas secos o con viento frecuente: Riega más a menudo, incluso varias veces al día, sobre todo en primavera y verano, especialmente si el sustrato se seca rápidamente debido a la sequedad del aire o a la exposición al viento. También puedes utilizar una mezcla de tierra que retenga más agua en el sustrato.
- Climas húmedos: Reduce la frecuencia de riego, ya que la evaporación es menor y el sustrato retendrá más humedad. También puedes usar un sustrato más drenante.
- Especies de bonsái: Algunas especies, como los pinos, prefieren un buen drenaje y prefieren que el sustrato se seque un poco entre riegos. Otras especies, como los manzanos, los arces, etc. requieren que el sustrato se mantenga húmedo en todo momento.
6. Vigilar la salud de las raíces
El riego adecuado está directamente relacionado con la salud del sistema radicular. Asegúrate de que el bonsái tenga un sustrato bien drenado y no se quede con un exceso de agua durante demasiado tiempo. Observa las raíces cuando realices trasplantes periódicos: si notas que están negras o blandas, podría ser una señal de pudrición radicular por exceso de agua.
- Consejo: Si ves raíces en malas condiciones, reduce la frecuencia de riego y asegúrate de que la mezcla de sustrato proporcione un buen equilibrio entre retención de humedad y drenaje.
7. Aireación del sustrato
Además de mantener el sustrato bien drenado, es importante asegurarse de que esté aireado. Con el tiempo, el sustrato puede compactarse, lo que puede limitar la circulación de aire y agua hacia las raíces. Remover suavemente la capa superior del sustrato ocasionalmente puede ayudar a mejorar la aireación y prevenir el encharcamiento, pero con cuidado de no romper raíces.
- Consejo: Al trasplantar tu bonsái, elige una mezcla de sustrato que incluya componentes como akadama, grava volcánica y turba para mejorar tanto la retención de humedad como la aireación.
Conclusión
Regar un bonsái correctamente es una tarea que requiere atención y experiencia, pero con esta guía podrás dominar el equilibrio adecuado entre agua, drenaje y aireación para asegurar la salud y el crecimiento de tu árbol. Recuerda ajustar la frecuencia de riego según el clima, la estación del año, la especie y situación en la que se encuentra el bonsái, y no olvides supervisar regularmente la condición del sustrato y las raíces. Un bonsái bien regado no solo se verá saludable, sino que se desarrollará más rápido y te permitirá alcanzar el diseño deseado de una forma más segura, y prosperará durante muchos años.
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